Nueva Zelanda y el rugby
"El mito, la leyenda, el paraíso del rugby, el país entregado en cuerpo y alma a un deporte se llama Nueva Zelanda (...). En Nueva Zelanda lo aborígenes, los maoríes, se entregaron con pleno entusiasmo a la nueva disciplina. El juego se adaptaba a la perfección a su carácter aguerrido y solidario. Desde un primer momento reclamaron participar en el espectáculo. Los colonos no tardaron en superar sus iniciales reticencias y aceptaron aquellos atletas formidables, dotados de un carácter guerrero y un físico privilegiado, que parecían haber nacido para jugar al rugby.
El mestizaje entre ambas culturas proporcionó muy pronto los mejores equipos del mundo. Los granjeros blancos, acostumbrados a vivir geográficamente lejos unos de otros, habituados a un tipo de vida duro y austero, mezclaban fantásticamente bien con unos tipos mucho más lúdicos, rápidos y ágiles, como eran los maoríes".
[Albert Turró, El tercer tiempo. Todo lo que hay que aprender de rugby mientras se beben unas cervezas, Saga, Barcelona, 2010, pp. 64-65].
No hay comentarios:
Publicar un comentario