Músculos y acero
"Los
músculos que se han vuelto virtualmente superfluos en la vida moderna, aunque
sigan siendo vitales para el cuerpo humano, son obviamente inútiles desde el
punto de vista práctico, y una musculatura conspicua es tan innecesaria como lo
es una educación clásica para la mayoría de los hombres prácticos. Los músculos
se han ido convirtiendo en algo similar al griego clásico. Para resucitar un
idioma muerto se requería la disciplina del acero; para transformar el silencio
de la muerte en la elocuencia de la vida, la ayuda del acero era esencial.
El acero me enseñó con exactitud la correspondencia entre el espíritu y el cuerpo: así, las emociones endebles se me antojaban músculos fláccidos, el sentimentalismo, un estómago fofo, y la impresionabilidad excesiva, una piel blanca y en exceso sensible. Unos músculos fuertes, un vientre plano y una piel dura, razonaba yo, correspondían respectivamente a un intrépido espíritu de lucha, una disposición intelectual desapasionada y un temperamento robusto".
[Yukio Mishima, El sol y el acero, Alianza Editorial, 2010, pp. 31-32].