Pahlivân

Pahlivân

“Su cuerpo férreo, estampa indómita

y musculatura maciza eran el emblema

del vigor de su fe, de la misma manera

que sus ejercicios deportivos eran la expresión

de vivencias y formas espirituales profundas”.

Juan Goytisolo ('Los Atletas de 'Alî')

PAHLIVĀN

PAHLIVĀN. Del persa pahlivān: caballero, héroe, luchador / Practicante de zūrjāne ('casa de fuerza' en persa), antiguo arte marcial persa / En turco, pehlivan. Practicante de yağlı güreş, lucha tradicional turca / Blog sobre deporte y tradición, dirigido y fundado por Halil Bárcena, doctor en filología árabe, escritor y director del Institut d’Estudis Sufís de Barcelona (Catalunya), el mes de marzo de 2014. Información: sufismo786@yahoo.es

lunes, 14 de abril de 2014

La magia del grupo

La magia del grupo

"Era una llama de la carne que palpitaba débilmente a merced de la brisa helada: una llama, casi podríamos decir de nobleza. La sensación de entregar el cuerpo a una causa daba nueva vida a mis músculos. Estábamos unidos en busca de la muerte y de la gloria; no se trataba sólo de mi búsqueda personal.


Los latidos del corazón se comunicaban al grupo; compartíamos el mismo pulso agitado. A estas alturas, la conciencia de sí mismo era algo tan remoto como el rumor de la ciudad en la distancia. Yo les pertenecía, ellos me pertenecían a mí; los dos formábamos un inequívoco 'nosotros'. Pertenecer a: ¿podía haber una forma más intensa de existencia? Nuestro pequeño círculo de unicidad era un medio que nos permitía la visión de ese vasto, titilante círculo de unicidad".

[Yukio Mishima, El sol y el acero, Alianza Editorial, Madrid, 2010, p. 96].

sábado, 12 de abril de 2014

La cortesía en el Kendo

La cortesía en el Kendo

"Es cierto que el Kendo comienza y termina con una reverencia, pero después de la primera inclinación el único objetivo de cada contendiente es golpear al adversario. Este es un símbolo egregio de la realidad del universo viril. Antes del combate es necesario observar una determinada etiqueta que representa la premisa básica del propio combate. ¿Pero qué es más importante, la etiqueta o el combate? Según los principios del Kendo prevalece la cortesía, la etiqueta. 


¿Por qué motivo? Desde los tiempos más remotos, como se ve claramente en los torneos de los caballeros, es la etiqueta la que regula las contiendas en el universo viril. En la etiqueta se inserta con naturalidad un código moral que se expresa también en las reglas deportivas. Una disciplina deportiva practicada sin el respeto por las reglas ya no es tal, y se convierte en algo despreciable. Además, violar los códigos, conduce a la derrota".

[Yukio Mishima, Lecciones espirituales para los jóvenes samurais, La Esfera de los Libros, Madrid,  2001, p. 88].

martes, 8 de abril de 2014

Occidente, deporte y espiritualiad

Occidente, deporte y espiritualiad

"Nadie discute la trascendencia y la ubicuidad del deporte en el siglo XX. La educación deportiva, los equipamientos deportivos, la arquitectura deportiva, el periodismo deportivo y el espectáculo deportivo ocupan un lugar prominente en la vida de las naciones modernas (...), el deporte ocupa más espacio en nuestros periódicos y tiene mayor número de lectores que la política nacional e internacional juntas. La forma y la profundidad con que el deporte se ha introducido en la vida simbólica interior del hombre moderno continúa siendo un enigma insoluble. 


Sin embargo, tanto el lugar ocupado por los deportes en los medios informativos impresos y electrónicos, como su incidencia en los temas de conversación socialmente homologados, demuestran, que tanto los deportes de participación como el deporte-espectáculo, ofrecen al hombre de las sociedades occidentales más atractivos espirituales que todas las religiones formales juntas".

[Richard D. Mandell, Historia Cultural del Deporte, Bellaterra, Barcelona, 2006, pp. IX-X].    

lunes, 7 de abril de 2014

Orígenes del zūrjāne

Orígenes del zūrjāne

"Según algunas tradiciones, el origen del zūrjāne [antiguo arte marcial persa] se remontaría al reinado de Darío y sus sucesores aqueménidas. Zoroastro, cuya doctrina religiosa subsiste en algunas regiones de Irán, menciona en sus textos que el primer voto de sus seguidores al dios Ormuz consistía en "ir al cielo y poseer un cuerpo robusto". Historiadores como Herodoto, Jenofonte y Plutarco subrayan el hecho de que en la Persia antigua se estimaba que "el arrojo y armoniosa proporción corporal de los jóvenes eran cualidades obtenidas gracias a su práctica de unos ejercicios atléticos adecuados a su vigor y apostura". 


En cuanto al poeta nacional Ferdûsî, autor del célebre Libro de los Reyes, recuerda igualmente que el rey Ardacher, fundador de la dinastía sasánida, promulgó un decreto en el que se imponía el zūrjāne y las artes del pahlivān a todos sus súbditos, a fin de que aprendieran el manejo de los arcos, mazas y escudos y acudieran a él "con el cuerpo endurecido como el bronce". Las leyendas compiladas en los cincuenta mil dísticos de Ferdûsî evocan las virtudes de los ayârs o caballeros capaces de enfrentarse al peligro, penetrar en el campo del adversario y rescatar a los cautivos, facultades encarnadas en la figura de Rustam, el héroe sin tacha de la mitología persa".

[Juan Goytisolo, 'Los atletas de 'Alî', en De la Ceca a La Meca, Alfaguara, Madrid, pp. 49-50].

viernes, 4 de abril de 2014

Rugby, escuela de vida

Rugby, una escuela de vida

"El rugby es, en si mismo, una rareza, un ejercicio que ha sido capaz de llegar, partiendo de los más elementales y primitivos instintos humanos, a una concepción excepcionalmente civilizada de la agresividad. Una mezcla explosiva que ha conseguido generar una delicada química deportiva en la que el respeto al adversario, la lealtad en el juego y la educación han sido suficientes para superar las, aparentemente, inaccesibles dificultades que presenta un deporte en el que el contacto físico y la confrontación pura y dura con el contrincante constituyen buena parte de su razón de ser. Se ha tratado de un largo y complicado proceso en el que, por encima de una estética que puede confundir a un espectador poco avisado con la brutalidad, la inteligencia se ha revelado como el factor básico e imprescindible para comprender las razones por las que la empresa ha llegado a buen puerto. Uno de los grandes estudiosos del rugby, el periodista francés de origen vasco Henry Garcia, escribió en 1963: "El rugby es una maravillosa escuela de la vida. Entre la virilidad y la violencia, entre la lealtad y la felonía, no hay más fronteras que la intención y puede franquearse en una fracción de segundo. Aquí el hombre aislado no es nada, interesa la personalidad del equipo. El campeón más grande no podrá cambiar por sí solo el curso del destino. La audaz iniciativa individual es a menudo una falta".


La aparente sencillez del rugby esconde un alma delicada. Bajo la fachada de un deporte sumamente elemental, basado en un mínimo de reglas y en la que, para el profano, todo vale, se esconde un sofisticado juego de relaciones humanas y de estudiadas tácticas. Poner de acuerdo a quince tipos para conciliar intereses, aficiones y querencias, y que consigan entregarse todos ellos, del primero al último, al servicio de una causa cuyo Santo Grial no es aparentemente otra cosa que un balón con aspecto de melón, no resulta tarea fácil para ningún educador. La socialización para conducir el proceso a buen término implica no pocas renuncias y pequeños sacrificios personales. Quizá por ello, la práctica totalidad de grandes jugadores de este deporte no se han definido por poseer una gran fuerza física o por ser muy violentos, sino por un valor muy diferente: el carácter solidario".

[Albert Turró, El tercer tiempo. Todo lo que hay que aprender de rugby mientras se beben unas cervezas, Saga Editorial, Barcelona, 2010, pp. 19-20].  

miércoles, 2 de abril de 2014

Running, más que correr

'Running', más que correr


"Scott había entendido que la razón por la cual corremos no es tanto ganarnos los unos a los otros, sino estar en compañía los unos de los otros. Scott aprendió esto antes de poder escoger, cuando corría con Dusty y los chicos por los bosques de Minnesota. Él no era un buen corredor y no tenía motivos para creer que lo sería nunca, pero la alegría que le proporcionaba correr era la alegría de poder sumar su fuerza al grupo. Otros corredores intentan abstraerse del cansancio con un iPod a todo volumen o imaginándose el rugido de la multitud en un estadio olímpico, pero Scott tenía un método más sencillo: cuando piensas en algún otro es fácil abstraerse de uno mismo. Por este motivo los tarahumara apuestan como locos antes de una carrera de pelota; eso les hace sentirse partícipes del esfuerzo de los corredores, que así saben que todo el mundo está metido en lo mismo.

 

De la misma manera, los hopis consideran que correr es una forma de oración: cada paso lo ofrecen en sacrificio a un ser amado y a cambio piden al Gran Espíritu que les conceda un poco de su fortaleza. Sabiendo esto, no es ningún misterio que Arnulfo no tuviese ningún interés en correr fuera de las Barrancas ni que Silvino no lo volviese a hacer jamás. Si no corrían por su gente, ¿qué sentido tenía? Scott, que siempre había tenido a su madre enferma en la cabeza, aún era un adolescente cuando asumió este vínculo entre compasión y competición. Advertí que los tarahumara extraían fuerzas de la tradición, pero Scott la sacaba de todas las tradiciones relacionadas con el correr. Era un conservador y un innovador, un estudiante voraz que daba tanta importancia a las tradiciones de los navahos, de los bosquimanos del Kalahari y de los monges maratonianos del monte Hiei como a los niveles aeróbicos, los niveles de lactato y al fortalecimiento óptimo de los tres tipos de fibras musculares (y no dos, como creen muchos corredores)".

[Chistopher McDougall, Nacidos para correr. La historia de una tribu oculta, un grupo de superatletas y la mayor carrera de la historia, Debate, Madrid, 2011, pp. 295-296)].

martes, 1 de abril de 2014

Montañismo y heroicidad

Montañismo 
y sentido heroico de la vida

"Todo en la vida moderna persigue ahogar el sentido heroico de la vida. Todo tiende a la mecanización, al aburguesamiento, a la gregarización sistemática y prudente de seres insaciables a los que nada les parece suficiente. De las cuatro castas sobre las cuales estaba fundada la organización racional e integral de la sociedad en el Oriente antiguo (los trabajadores, los comerciantes, los héroes y quienes estaban iniciados en la sabiduría), hoy ya no quedan más que los dos primeros. Incluso la guerra, que se ha mecanizado y transformado en una ciencia fría, no está hecha por guerreros, en el sentido antiguo, clásico y medieval, sino por soldados. Así ahogada, la voluntad heroica busca otras vías, salidas diferentes, a través de la red de los intereses prácticos, de las pasiones y las codicias, que se teje cada día. El entusiasmo que muestran nuestros contemporáneos por el deporte tal vez sea una manifestación desviada.


La lucha con las alturas y los precipicios es, sin duda, la experiencia más pura y bella, ya que no está sometida a todo lo que es mecánico y a todo lo que debilita la relación directa, absoluta, entre el yo y las cosas. La naturaleza profunda del espíritu, que se percibe como infinito y libre, siempre más allá de él mismo, más allá de toda forma y de toda medida, despierta y resplandece en la locura de quienes, sin razón y sin objetivo alguno, escalan las cumbres y las crestas con una voluntad inquebrantable que triunfa sobre la fatiga, el miedo y la voz del instinto animal de prudencia y de conservación".

[Julius Evola, Méditations du haut des cimes, Les Éditions du Lore, s.l., 2012, p. 20].